La tos, ¡qué molestia! Sobre todo cuando nos ataca de noche o no nos deja concentrarnos. Antes de correr a la farmacia, ¿por qué no probar algunos remedios caseros que han pasado de generación en generación? Son económicos, naturales y a menudo, ¡muy efectivos!
Uno de los más populares es la miel. Una cucharada antes de dormir puede calmar la irritación de garganta y reducir la tos. Para niños mayores de un año, ¡ojo! No dar miel a bebés menores.
El vapor también es tu aliado. Una ducha caliente o un recipiente con agua caliente e inhalar el vapor pueden ayudar a aflojar la mucosidad y facilitar la respiración. Puedes añadir unas gotas de aceite esencial de eucalipto para un extra de alivio.
El jengibre, con sus propiedades antiinflamatorias, es otro ganador. Prepara un té de jengibre con limón y miel para una bebida reconfortante y calmante.
Recuerda que estos remedios son para aliviar los síntomas. Si la tos persiste, se acompaña de fiebre alta o dificultad para respirar, ¡consulta a tu médico! Pero para una tos leve, ¡estos trucos caseros pueden ser tu salvación!